No conocí piedad,
ni tuve tiempo de atender a los hombres,
ni de amarlos,
Desprecio hacia ellos lo tuve a pasatiempo.
Siempre tuve cautela de ayudarlos
temiendo ocasionarme un contratiempo.
Decidí lo mas
práctico: ignorarlos.
construyó de egoísmo
mi gran santuario.
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